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Mostrando entradas de mayo, 2017

Tu olor a tinte y nervios.

Ahora que estoy bajo tus ojos inquisidores y verdugos, fijos, me pregunto si es un sueño o si estoy en un delirio. Nosotros ya sabemos que nuestros labios se entienden, sin articular un sonido más que un vaho en el aire. Pero un leve gemido en la tarde no va a derribar esta casa donde el reloj se para; sin seguir una regla exacta. Ya no hay techo, ni hay paredes. Solo piel que se retuerce entre sangre efervescente, que me asfixia y me embriaga. Es un recuerdo tan potente, que tu olor a tinte y nervios despertó al leon dormido que esperaba entre mis dientes. Escóndete los miedos donde puedas o cabálgame como un jinete; pero aquí no hay escapatoria a gritarme lo que sientes. Siempre supe, que dentro de El Palacio, habitaba un león.

Si matas a la mariposa.

Aparece en mi vida desordenándola, como alguien que busca algo en una habitación, demasiado nervioso para ordenarla antes de irse. Me rompe los esquemas evocando la bravura de los cobardes, y me esquiva lascivo como si fuese alérgico a mi piel. Mi miedo incontrolado a expresarme le repugna; o quizás soy yo la que lo hace, quién sabe, si tengo más grietas a cada abrazo. Duele, aunque seas como un libro; duele. Duele cuando dices que delira mi demencia y dejas de lado mis desmedidas desmesuras. No quieres mis quimeras quemadas de querellas. Y quedo tan inquieta; y te quejas de que me quiebre. Pero yo no quiero rimas, ni vocablos que me distraigan con palabras vacías que nunca fueron nada para ti. Estoy pasándome la eternidad entre tus muñecas y mis lágrimas, suplicándote que llames a la puerta si es que piensas volver. No porque te oculte nada, sino porque tengo el pecho frágil desde que oteo los atard

El tiempo que te he pensado.

En el tiempo que te he pensado, pude leerme una novela que me enseñara paso a paso cómo dejar de enamorarme Serían mil páginas sin hablarte y una cantidad de horas sin más sentido que sobrevivir, pensando solo en respirar. ¿Como puedes decir que no te amo? Si se me pasa el tiempo en un susurro cada vez que te veo sonreír; aunque no ocurra tanto. Si me caigo de rodillas derrotado cada vez que me dedicas un momento. Tanta bravuconería que tengo y me derrito con un "te quiero". Quizá no sea el que más te merece, no soy un amante modelo, será por eso que no me esfuerzo o quizá por falta de esperanza. Respecto a lo que siento solo guardatelo en las manos hasta que un día lo necesites; ha no tengo más prisa. Yo estaré aquí, esperando como siempre. Mirando atento a tus ojos para que no los cierres. Rezándole a la estatua y no a la diosa, olvidé lo que significaba caminar hacia la redención sin pedir perdón por creer en mí. Sigo pensa

Era un cadáver caliente.

Hoy la reconocí en el atardecer, en el sol que se ocultaba  que antes de que me diera cuenta  ya había desaparecido. Y lloré sin lágrimas y grité sin fuerzas; y vi que era igual, que era un cadáver caliente  por lo que lloraba. Por el hueco entre las sábanas, por el hueco en la tarde. Y en el reloj... Y en mi cama...  Y el que había entre mis labios. Gracias al Palacio tengo un poema que está más centrado que yo en estos momentos.