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Mostrando entradas de febrero, 2017

El huracán.

Corre, que viene el huracán , con su furia y con su rabia arrasando los campos marchitos, con su reguero de lágrimas. Se come la tierra y corroe el mar, avanza indómito por la calle; y yo lo busco a ver si me lleva a algún lugar que me despierte. Si me empuja lejos, me desplomo, pero me yo levanto, lo intento, aunque me arranque los brazos; yo voy, lo miro y lo muerdo. Aunque a veces me lance ramas yo las recojo y hago un fuerte, el huracán puede ser bello cuando se lleva los pétalos de las flores que ya no crecen. Es una lucha entre corrientes que no comprendo, y no me importa, porque lo contemplo a un metro y me entretengo con admirarle. Incluso lo compadezco cuando lo veo retorcerse de dolor; entre el frío y el calor que lo carcomen hasta sus más profundos huesos. El huracán quiere morir en el mar y yo solo quiero que sea brisa otra vez; quiero que vuelva a acariciar la hierba, y pensar en oler a tierra húmeda, y a helarme las venas

In flames.

Tiene un Fenix roto en el pecho que cada mañana le anida tratando de recordarle cuánto puede brillar. Pero siempre encuentra peldaños rotos y escalar le produce pánico, asĂ­ que se apaga la estrella lentamente. Aunque sea un caso perdido, sigue intentando crear algo tan dulce como su mirada. La especialidad era perder lo que no tenĂ­a: el tiempo y las personas. Se extiende la galaxia en sus pupilas; ahora ya no sabes donde acaba el universo y dĂłnde la vigilia. Sus pulmones filtran nomeolvides y lirios para quĂ© los respire inconscientemente, asĂ­ quizás me enveneno. ¿Cruel decĂ­an? No lo conocerás si no asumes la despedida. ¿QuerĂ©is algo más como guĂ­a? Bien. TenĂ­a unos ojos tan profundos que un dĂ­a, mientras caminábamos, las estrellas los confundieron con su hogar y le anidaron las despedidas. Los lunes que todos odiaban, me agarraba las muñecas y me susurraba: "I'd like to be your moon and all your stars..." Y se iba dejándome con el corazĂłn a media

Justo antes de apagarnos.

Quien no crea que los Palacios son bonitos es porque no ha estado en este. Quiero seguir caminando y mis pies están quemados; de andar siempre detrás de ti, de los vapores que dejan tus pasos. Se me meten en las fosas y recuerdo lo que olvido, lo que me obligo a olvidar. Ni todo el campo es trigo, ni tengo tanto que llorar. Y sin embargo duele horrores; duele un vacío en mis entrañas. Si pudiera borrar todo lo que me hace recordar no sé cómo habría acabado. Pasa invencible el calendario y la constante no se aparta, pero hay algo que no he probado; suelta la cuerda y mira a un lado. A ver si explota la tierra. A ver si tiemblan los mares. O quizá no pase nada y sea todo como antes. Dame tiempo, que lo piense, y quedaré varado en un segundo que repetiré miles de veces; hasta que ya no quede nada. Hasta que solo quedemos dos y se desgaste esa mirada; que ya no brilla como antes, que parpadea como una vela justo antes de apagars